jueves, 22 de julio de 2010

Frikis religiosos (I)

Por fin pasaron los actos pios gloriosos y devotos de la Virgen del Carmen, donde mi querido Don José me ha facilitado un traje de acolito apropiado para la ocasión, en el que he tenido que portar una cruz parroquial en una solemne procesión por dentro de la iglesia, cruz que por cierto casi se me cae encima de una vieja al resbalárseme la dichosa y pesada cruz.
Lo cierto es que, poco a poco, voy conociendo gente peculiar de este mundillo eclesiastico, que dejan a los llamados frikis a la altura del betún. En este ambiente devoto, hay gente que se encuentran por así decirlo, “por arriba”, que son en casi todas las ocasiones profesionales liberales, médicos, o abogados de renombre que ocupan cargos de hermanos mayores de cofradías de penitencia, y que impecablemente vestidos y con sus señoras enjoyadas asisten a actos religiosos y se dan autobombo, y luego están “los de abajo”, gente algo extraña que usa la religión como forma de disfrutar de su tiempo de ocio, acudiendo a besamanos, besapies, triduos, quinarios, septenarios, novenas y solemnes funciones de iglesia.
Mis labores de sacristán se desarrollan de martes a domingo, por suerte el lunes toca libranza y, salvo excepciones como la dichosa Virgen del Carmen Doloroso, de Martes a Viernes permanezco en la Iglesia sin nada que hacer pues no hay misa y tras abrir, permanezco prácticamente solo. Salvo algún turista despistado, que desafiando las altas temperaturas, se atreve a pisarla, el resto de gente habitual son personajes o personajillos extraños que nunca pensé que existieran, en especial uno de ellos del que hablare mas delante de forma monográfica, y de los que aquí dejo una breve semblanza:
-El pobre. Es quizás, el mas normal de todos los asiduos al templo. Como toda iglesia, aquí hay un pobre que ocupa la puerta lateral , el único sitio donde se esta a la sombra. Joven, con barbas, un fuerte olor a orina delata su presencia. Viste un ancho pantalón de invierno, donde con una cuerda a modo de cinturón evita que se le caiga. Un cartón donde pide con faltas ortográficas una limosna, y a veces un tetra brick de vino tinto completan su estampa. Es útil pues suele espantar las visitas que entrarían por la puerta lateral. Según parece, hace años una sustancia nociva llamada heroína le perturbo sus facultades mentales, y lo ha dejado en tan lamentable estado.
-Las hermanas Gilda. Las llamo así porque tienen pinta de solteronas, vienen y se van siempre juntas. Son las únicas incondicionales de la iglesia, no fallan ningún día y seguro que si el lunes abriera estarían allí puntuales como siempre. La duda que tengo es si son octogenarias o nonagenarias, una de ellas gorda, con botas ortopédicas andando torpemente con un bastón, y la otra mas agil, pelo blanco con calva incipiente y el rostro lleno de colorete. Llegan temprano, con un sol de justicia, se sientan en el primer banco y rezan el rosario en silencio. Me tienen aprecio pues suelo abrirles la puerta cuando salen.
-El michelin. En una pequeña sala anexa a la sacristía se encuentra la sede de una hermandad de gloria. El michelin, al que he bautizado así dado que su físico se parece bastante al muñequito de esa marca de neumáticos, es el único ser vivo que aparece por allí en verano. Por supuesto, fue uno de los primeros a los que se ofreció la sustitución del sacristán titular, pero como eso significa permanecer de martes a domingos en la iglesia, rechazo de plano tal posibilidad. Suele venir dos o tres veces en semana, con la única misión de recoger la correspondencia, una correspondencia que no existe, y su presencia es delatada porque al andar por la sacristía retumba el suelo, tal debe ser su tonelaje. Además de pertenecer a esta hermandad, de la que dice es “diputado de cultos” pertenece a diversas hermandades, en alguna de las cuales tiene también algún cargo de consiliario, prioste o similar. Al menos, al haber una persona, no me encuentro tan solo y me hace compañía. Su único tema de conversación son los cotilleos religiosos, traslados, besamanos, coronaciones, y luego cuchichear sobre la vida privada de los distintos miembros de las mismas. Gracias a sus cotilleos puedo saber mas acerca de estos frikis. Se encuentra jubilado por invalidez, pues dice que padece del corazón, y por lo visto su vida laboral se ha limitado a trabajar cuatro años como dependiente de comercio. Al michelín viene a recogerle un individuo al que he bautizado como “el oreja” porque tiene una oreja amputada. Los únicos datos que tengo del oreja es que se metió a fraile y se salio. Cada vez que el michelín se marcha, lo hace diciéndome que esta en el bar tal, o la tasca cual, donde al parecer todas las tardes desafía las enfermedades del corazón que lo han pensionado tomando una buena cerveza con pescaito o solomillo.
-El Pérez. Todos los días, casi a la hora del cierre, este personaje llega a la iglesia, se sienta en el ultimo banco y en ocasiones se pone a rezar en voz alta. Mide solo metro y medio de estatura, y su vestimenta es de lo mas extraña, una camisa de mangas largas, a pesar del calor reinante, pantalones con tirantes subidos a tope, que sitúan la cintura del pantalón casi a la altura del pecho, con lo que las pantorrillas quedan al aire, y sandalias azules con calcetines azules. Roza los sesenta, o al menos eso aparenta, y no se le conoce oficio ni beneficio.
-El pescaero. También, a diario, este personaje se acerca a la iglesia cuando nos encontramos próximos al cierre. Alto, totalmente calvo, de unos setenta años, con pantalones claros y camisa raída, llamado así porque su único trabajo conocido fue el ser dependiente de una pescadería durante año y medio. El mismo dice que “cobra una pensión social” que supongo será una pensión no contributiva. El Pérez, el pescaero, y Antoñito el sacristán al que sustituyo, forman un trío que, una vez cerrada la iglesia, salen a dar una vuelta y degustar, en ocasiones contadas y con la escasez de sus recursos, alguna cerveza con altramuces en un bar de la zona mientras comentan la actualidad religiosa y cofradiera de la ciudad. Están por eso acostumbrados a venir a la iglesia de forma diaria a recoger a su amigo, del que me dicen que tras una semana en el hospital, ya esta en casa aunque sin poder salir.
-El “sietepatas”. Solo lo he visto una vez, es un hombre que tiene una pierna amputada. Viste camisa blanca, y en vez de utilizar una pierna ortopédica lleva colocado un palo largo de madera que utiliza con maestría. Habla, o por mejor decir, chilla, con una voz muy alta, que rompe el silencio de la iglesia. No falla en actos religiosos ni en procesiones. Perdió la pierna siendo un niño, atropellado por un tranvía. No se le conoce oficio ni beneficio.
-Paquito el peluquero. Homosexual declarado, salio del armario en su niñez sin tanta historia como hay ahora. Aunque gordo, al andar mueve sus caderas con apariencia femenina, mientras sus ademanes y su voz muestran que en su cuerpo las hormonas femeninas se encuentran en mayoria absoluta. Carece de cejas, las tiene depiladas y pintadas. Se encuentra en desempleo y se gana la vida como “peluquero” a domicilio. Al igual que el sietepatas solo lo he visto una vez, que vino a hablar con el michelin. Es experto, mejor dicho, experta, en adornar altares en ocasiones solemnes. Mientras lo hace, ameniza la velada al resto de los cofrades cantando canciones de celebres tonadilleras, sintiendo pasión sobre todo por las canciones de Juanita Reina.
-El Chema. Caso aparte, que como dije antes, dadas sus peculiares características de este autentico frikazo merece un monográfico que pronto publicare en este blog.
Curiosos especimenes los que me encuentro, cosas de mi mala suerte....


jueves, 15 de julio de 2010

Mi primera misa

La primera misa, en la vida de un sacerdote, es todo un acontecimiento. Por lo visto, se hacen hasta estampitas de recuerdo y acuden todos sus familiares. Y no una, sino dos serán las misas que recuerde  siempre Don Jose, que es quien me ha “contratado” como sacristán interino, y que durante el resto de su vida siempre recordará dos misas: La primera que celebró recién ordenado, y la primera que celebró con un gafe como monaguillo.
El día anterior , que fue el de la entrevista de trabajo, tras explicarme las tareas fundamentales que, como sacristán  tenia que realizar, me dijo que vendría un poco antes de la misa para darme instrucciones mas detalladas sobre como debía actuar, que era “pan comido” y que “solo tenia que seguirlo”.
Al dia siguiente, Sabado, era mi primer dia de trabajo, y a la hora de salida, con las calles totalmente vacías a las 6 de la tarde, (la misa era a las 19:30) el sol escupia fuego, con 42 grados a la sombra, salí de mi casa maldiciendo mi bajada de sueldo y mi mala suerte, e intentando caminar por la sombra cuando era posible, sudando como un pollo por culpa de un sol de justicia, y tras un largo recorrido, alcance una pequeña y escondida puerta lateral de la iglesia, que daba acceso a la sacristía, de la que tenía la llave .Mi primera intención era sumergir mi cabeza en la pila de agua bendita para refrescar el recalentamiento de mi cabeza, pero la misma estaba vacía. Una pileta, en un patinillo al lado de la sacristía me permitió refrescarme un poco, y después, siguiendo instrucciones del cura, encendí las luces de la iglesia, y posteriormente, me dirigí a una gran puerta lateral para abrir, en este caso, solo las dos puertas pequeñas que se encontraban incrustadas en el gran portón.
En cambio, del acceso principal a la iglesia, compuesto por dos enormes puertas de gran altura y que da acceso a un pequeño vestíbulo desde el que se puede acceder a la iglesia, hay, por ordenes del cura, que abrirlo entero. La apertura de la pesadísima puerta, es terrible. Hay dos cerrojos que, como puedo, consigo abrir, y después vienen los pestillos de anclaje. Tras ese trabajo, me dirijo a la sacristía y comienzo a llevar objetos al altar, el misal a un atril dorado, la patena y el cáliz al centro del altar, y corriendo, me voy al patinillo para, tirando de una cuerda, tocar la campana. Tres minutos tirando de la cuerda, una pausa, y un toque seco. (el primer toque). Llegan las dos primeras feligresas, ancianas de edad avanzada. En la sacristía, descubro en un lateral la canastita de la colecta, el recogehostias (la bandeja que se pone debajo del cuello de los que comulgan) una pequeña campana dorada, y otra mas grande compuesta por un mango con tres campanillas que se usan al consagrar. Por comodidad, cojo la campanilla pequeña. Poco a poco, entran mas feligreses, personas de edad avanzadas casi todos ellos, que desafiando el calor reinante, se atreven a ir a la iglesia. Conecto los ventiladores para que esten mas fresquitos, y me acerco al patinillo a tocar la campana. Es el segundo toque, y el cura no ha cumplido su promesa de venir antes. Descubro en un cajon el vino (tintorro vulgaris) que se va a convertir en sangre de Cristo, y comienzo a llenar de agua y vino los recipientes correspondientes, sin saber si la cantidad es escasa o no, los dejo bien llenos, mejor que sobre que no que falte. Faltan diez minutos para la misa, y comienzo a preocuparme, el cura no aparece y hay objetos eucarísticos que no se donde pueden ir colocados, o si se colocan. Coloco rapidamente el agua y el vino en el altar, y despues una bandejita con otro recipiente para lavarse, asi como un paño blanco sobre el caliz. Empiezo a impacientarme, faltan solo cinco minutos, el cura no ha venido y no se si me falta algo. Enciendo las velas del altar, y comienzo a preocuparme, el cura no viene.A las 1927 minutos según mi reloj, habia unos quince valientes en la iglesia, casi todos muy mayores que han desafiado al infierno de las altas temperaturas, y toco la campana por ultima vez, brevemente. Sin saber que pasa, totalmente solo, llega la hora de la santa misa. El cura no ha llegado, es mala suerte y no se que hacer, el movil del cura esta en mi agenda del trabajo, y no puedo ni llamarlo.
Por fin, a las 19:34 horas, un hombre entra en la sacristía como una exhalación, con la calva brillante y resplandeciente del sudor que chorrea por la misma.Es el cura, venia del tanatorio, porque se habia muerto un conocido suyo de repente y “habia tenido que coger un taxi, que no aparecía”.Se viste urgentemente, me dice que “solo tengo que seguirlo” y, como si fuera un perro faldero lo sigo al altar. Hago una profunda reverencia japonesa, me situo en un lateral donde no se me ve, detrás de un pulpito, sentado en un taburete dorado que esta en el lateral del retablo y comienza mi primera misa. Todo iba bien, sin problemas hasta llegar a las lecturas.El cura, se dirigio al atril, abrio el misal por la marca correspondiente y se pone a leer una carta de San Pablo. Dos frases despues, interrumpe la lectura y me dirige una mirada matadora.¡El misal! Me doy cuenta que no le he marcado, como me dijo en la breve entrevista, la lectura del día en que estamos. El cura pasa paginas, y me vuelve a mirar reprochándome así mi descuido. Llega la segunda lectura, y después el evangelio, previa lectura de los mismos me vuelve a mirar. Tras una homilía soporífera, en la que detecto algunos rostros de feligreses dormidos y otros abanicándose, por fin concluye, reza el credo y, antes de empezar las preces, me hace un gesto con la mano de que “coja algo”. Me acuerdo de la colecta, tomo la cestita y comienzo a pedir. Tras esos pequeños fallos, llega el momento mas esperado de la misa: la eucaristía, en la que Cristo se hace presente en la sagrada forma. En el momento de consagrar, me adelanto, tomo la pequeña campanilla e hinco mis rodillas en el duro suelo, a un lado del altar.
-Tomad y comed, esto es mi cuerpo……haced esto en conmemoración mia….y entonces, tomo la campanilla para agitarla y…..la campanilla se suelta del mango, describe una trayectoria parabolica, y mientras el cura tiene la hostia alzada, cae al otro lado del altar, con estrepito Clinggggg Cataclingggg Clingggg Clingggg mientras rueda por el suelo, y yo, sin atender al momento sagrado,salgo corriendo detrás de ella. Tras una larga y asombrosa trayectoria, bajando incluso los dos escalones que separan el altar del resto de la iglesia, por fin detiene su camino casi al final de la pared opuesta, y tras recogerla vuelvo a mi sitio sin arrodillarme al pasar por el altar, corriendo,  y con la misa interrumpida mientras veo en el rostro de Don Jose una cara de pocos amigos inquietante. De nuevo se reaunda la misa, y llega el momento de dar la comunión.Se acercan los fieles al altar y Don Jose, al lado del sagrario me llama de nuevo con gestos a su lado.
-¡El Sagrario! ¡La llave del sagrario, en el primer cajon a la derecha!. Corro a la sacristía, y en el primer cajon hay tres manojos de llaves enormes. Como no se cual puede ser, me llevo los tres manojos y aparezco delante de todos como si fuera un carcelero.Tras una breve inspeccion, Don Jose me coje con mala cara uno de los manojos, y por fin abre el sagrario y puede dar la comunión a los impacientes feligreses.
Por fin acaba la misa y yo, con mi manojo de llaves a cuestas voy detrás del cura, como cordero que va al matadero.El cura, en la sacristia, me echa una bronca, dice que antonito (el sacristán al que sustituyo) “tiene un retraso”, dice que "tonto tonto no es pero hay que dejarle muy claras las cosas", y yo soy “peor que antoñito”, me dice que “nunca me habia salido tan mal una misa” y, bajo pena de despido,  que tengo al menos que saber donde estan las cosas  que hay que llevar al altar,y ademas que la campanilla que cogi estaba rota por el mango, se despega, y la buena era la del mango que tenia tres, que se compró para sustituirla.
En fin, yo  no tengo la culpa que haya llegado tarde del tanatorio y no me haya explicado las cosas como debía ser, lo hice lo mejor que pude. A ver cuanto aguanto como sacristán, lo que hay que hacer por 100 malditos euros y una caja de sultanas.
Maldita hipoteca y maldita bajada de sueldo....

martes, 6 de julio de 2010

Mi trabajo de verano

La trágica situación económica en que me encuentro, me ha llevado a buscar un complemento de mi mermado sueldo aparte de adoptar drasticas medidas de ahorro domestico.
Al menos este mes he encontrado una oferta de sardinas en aceite a 0,59 euros, asi que me he hecho con quince latas de tan preciado manjar que, junto a un trozo de pan van a formar parte de mi dieta veraniega. Ya en este mes, en la nomina han reducido los conceptos pero la paga extra ha sido integra, lo cual es poco si se compara con el decremento que viene en los próximos meses, y que unido a la dichosa hipoteca me obliga a buscar una segunda ocupación para evitar la suspensión de pagos.
He comenzado por difundir entre mi reducido circulo de conocidos mi ofrecimiento para trabajar de cualquier cosa, lo que sea por conseguir pagar la dichosa hipoteca que tanto me asfixia. Entre los conocidos a los que he llamado se encuentra el pulpo. Del pulpo tengo grabada una imagen desde mi tierna infancia, habiendo sido compañero de colegio desde primaria como mi llorado pollito. Cuando tenia nueve años el gamba, un compinche suyo, me dijo en el recreo que en un rincon del suelo habia una moneda y en el momento de agacharme para buscarla, el pulpo me pego una tremenda patada en el culo, que me proyecto contra la pared colindante, teniendo que ser asistido en el botiquín del porrazo que me di contra la pared, amen del dolor trasero que hizo que tuviera que usar un cojín para sentarme varios días. Al pulpo (mote que le pusimos por la enorme longitud de sus brazos, que llegaban casi a la rodilla y por su extraña forma de andar parecida al movimiento de estos moluscos) me lo encontré de profesor hace unos cuatro años, en un curso que hice de formación permanente . Tras reconocerme y saludarnos , me dijo que era profesor de universidad y preparador de oposiciones e intercambiamos teléfonos con la promesa falsa de volvernos a ver.(me dolió el culo nada mas verlo) Ante mi estado de necesidad, lo llame por teléfono a ver si entre sus contactos necesitaban a algun profesor, bedel, limpiador de retretes o lo que fuera y me dijo que “si se enteraba de algo me avisaría, pero que la cosa estaba bastante mal”, amen de mandarle por email mi curriculum, sin muchas esperanzas, todo hay que decirlo, de respuesta.
Pasaron los días, y cuando ya había arrojado prácticamente la toalla, recibi una llamada del pulpo.
-Tengo algo para ti, pero no se si te interesara
-Lo que sea, de lo que sea, le dije en mi desesperacion.
-¿Te atreverías a hacer de sacristán? Un cura amigo mío esta buscando urgentemente un sacristán, te doy su teléfono y contactas con el.(el pulpo tiene un cargo importante en una hermandad de semana santa)
Tras llamar acto seguido al móvil del cura, (desde la oficina, para ahorrar teléfono) quedamos en vernos esa misma tarde en la iglesia para conocerme mejor. Aquella calurosa tarde llegué puntual a la cita , no sin antes empaparme, a través de Internet, conocimientos importantes sobre material litúrgico, capillas, misales, ceremonial, cirios, alba, casullas, estolas, etc. El cura es un hombre bastante mayor, calvo,que parece mas bien un viudo, vestido todo de negro. Me recibió en una iglesia entre pequeña y mediana, aunque con categoría de parroquia, situada a un cuarto de hora de donde vivo, y en la sacristía tuvo lugar la breve entrevista de trabajo.
-Ante todo, ¿eres creyente?
Con los nervios, solo acerté a decir todo seguido si, catolicoapostolicoromano y bautizadoenlagraciadedios.
El cura me explico la situación. Hace seis dias, el sacristán de esa iglesia fue atropellado por un coche, necesita que alguien lo sustituya y después de buscar voluntarios sin éxito, decidió ofrecer una gratificación por sustituirlo, pero las fechas veraniegas eran bastante malas, y era muy urgente la sustitución pues la iglesia permanecía cerrada desde el accidente del sacristán y no encontraba a nadie que se ofreciera a sustituirlo .El trabajo consiste en, durante aproximadamente cuarenta dias, que es el tiempo que se espera dure la baja del sacristán, acudir de martes a domingo a la iglesia, estar alli a las 1850, abrir a las 19 hasta las 21 horas, salvo los domingos que hay que abrir de mañana a las 8 y 20 pues hay misa a las 9.
Ademas de abrir, los sabados y domingos toca ayudar a misa. Por supuesto hay que estar pendiente del templo, de las solicitudes de misas de difuntos tomas de dichos, funerales, bautizos y bodas. Ademas, hay dos celebraciones especiales, la Virgen del Carmen y la Asuncion, en ambos casos y cuando haya bodas tengo que ponerme un traje liturgico, incluso el dia del Carmen hay una procesion por dentro de la iglesia donde tendre que disfraarme.Junto a ello, ya hay dos bodas programadas, que exigen abrir antes el templo para adornar el altar con flores, y solo en casos muy excepcionales puede haber algun funeral o misa de difuntos, de las que me dijo que “el se haria cargo”.
Durante el tiempo previo a la entrevista de trabajo, camino de la iglesia me hacia la pregunta de cuanto podían pagarme, o cuanto podia pedir, algo a lo que no podia dar contestacion.Una vez que el cura me hablo de unos cuarenta dias de trabajo, en pleno verano, currando sabados y domingos, pense que lo minimo era pedirle 600 euros, en todo caso rebajar la cifra si porfiaba dejarlo en 560 eurillos (media cuota mensual de mi dichosa hipoteca), y el cura, antes de que le dijera nada, me pregunto que gratificación consideraba justa ,a lo que le indique 600 euros. El cura me miro con cara rara, mezcla de susto y enfado, y me dijo que, como mucho, habia pensado en dar una propina de 100 euros y algun detallito al voluntario que se ofreciera, y que estas cosas se hacen por fe y no por dinero. Como estoy desesperado, le dije que aceptaba, pero que el detallito que me haria ilusion sería una caja de dulces elaborado por las monjas (regalo alimenticio que me servira de postre y me permitira ahorrar dinero, dejandole caer lo que me gustan las sultanas hechas por las monjas de un convento, a ver si colaba)
El cura acepto (me parece que a regañadientes), y ya he tenido mi primera misa, que pronto contare por aquí (un autentico desastre)
Cosas de mi mala suerte, lo que hay que hacer por una bajada de sueldo y una dichosa hipoteca…