domingo, 25 de enero de 2009

Canciones donde se cuentan experiencias gafes

A veces, los gafes nos desahogamos componiendo, con mayor o menor calidad, poemas acerca de las experiencias desafortunadas que hemos padecido.
A esas bellas rimas que nos salen de lo mas profundo de nuestra gafada alma, algunos se atreven a ponerle musica, y otros incluso si se hacen con una cámara de video, llegan a colocar bellas imágenes llenas de profundo sentimiento.
Es es caso de Chinitito, que primero compuso esta bellisima letra tras una experiencia desafortunada, dedicada a una chica no muy agraciada físicamente:

Estoy enamorao de una niña
que es casi casi un tumor
Cuando la vió la comadrona
dicen que se vomitó
Me gusta por lo bien que se mueve
y lo bien que me hace el amor

De la mamada espero un arte
¿se dejará por el culo?
Eso es muy importante
en nuestra relación

Chúpala, chúpala
que no te vea la cara
Chúpala, chúpala
que me vas a provocar

Y posteriormente, tras ponerle música, compuso una canción a la cual siguió el oportuno videoclip con un resultado que cada uno juzgará por sí mismo:

Videoclip - Chinitito from malviviendo on Vimeo.

En fin, no se si eso de que no te vea la cara va mas por el que por ella, cosas de la mala suerte....

jueves, 22 de enero de 2009

Pisar una mierda...

Mientras estoy convaleciente en la cama despues de un trágico martes 13, tapándome con un edredon descosido, con un gripazo tibetano y una rodilla inflamada, me he comido el coco y hago reflexiones sobre los efectos que produce pisar una mierda.
Dice la tradición popular que trae suerte, pero lo que garantizo, por las muchas mierdas que he pisado en mi malafortunada existencia, que desde luego a los gafes nos ocurre lo contrario.
He aqui la prueba:

Y recuerda: si eres gafe y ves una mierda en la calle ni se te ocurra acercarte a ella.....

miércoles, 14 de enero de 2009

Crónica de un martes y 13

Para nosotros los gafes, todos los días son martes y 13. Raro es que algún día no nos ocurra ninguna desgracia significativa que agregar a nuestro mal afortunado currículum vital. Sin embargo, quizás por aquello de la sugestión, o de la fecha, es normal recordar qué es lo que nos ocurrió aquel fatídico martes y 13.Por ejemplo, mi penúltimo martes y 13 vino precedido por un olor repugnante y desagradable que inundaba mi despacho del lugar donde tengo la mala suerte de trabajar, olor que comenzó a “cantar” un viernes, que el lunes ya hacía difícil la permanencia en el mismo y que el martes se tradujo, al investigar su procedencia, en que el cadáver de una hermosa y cebada rata cayera desde el hueco del conducto de aire acondicionado del techo hasta el lugar que se sitúa, “casualmente” mi asiento, justo debajo del mismo lo que hizo que el cadáver, en avanzado estado de descomposición, al darle con un palo, aterrizara en el sillón donde dejó un rastro biológico que hizo que, hasta que limpiaron el asiento, tuviera que permanecer sentado en un molesto taburete de madera durante un par de días. Y por supuesto, el olor a rata muerta persistió durante la semana, haciendo que al salir del trabajo me acompañara el correspondiente tufillo a cadáver corrupto.


Ante la posibilidad de que este nuevo martes y 13 se produjera algún incendio en el sucio y maloliente sótano donde tengo el despacho, o que se cayera el techo, apareciera una gotera, o sencillamente que me cayera por las escaleras y me rompiera la crisma, como me debían algunos días de eso que se llaman “asuntos propios”, para huir del peligro, decidí que este recién pasado martes 13, estaría de permiso para evitar que mi mala suerte me jugara una mala pasada. Además, tenia obligatoriamente que aprovechar la mañana para hacer una compra obligada; Una fuerte ola de frío que se abatió sobre la ciudad, hizo que quisiera utilizar un edredón nórdico para dormir, pero antes de ello decidí, al sacarlo del baúl, lavarlo. Juro por Dios que no sabia que los edredones de plumas no se podían meter en la lavadora, encima apenas lo había utilizado, y debido al frío reinante, tenia que comprar rápidamente uno nuevo para no quedarme congelado. Las “rebajas” de unos grandes almacenes, donde previamente había mirado tropezaron con unos precios prohibitivos, y la recomendación de alguien hizo que mis pasos se encaminaran hacia un sitio que se llama factory, outlet o algo parecido, situado en el extrarradio de la ciudad, cercano al aeropuerto pero al que se podía acceder en “bus gratis”.Y haciendo caso omiso a la fatídica fecha, decidí de forma valiente y arrojada que aprovecharía mi día de permiso para ir allí a por un edredón nórdico barato y lavable que me mantuviera calentito en la cama.
El día amaneció, (que raro) triste, frío y lluvioso. Salí de casa temprano, para coger el bus gratis que llevaba al lugar y, como un triste presagio, el viento frío y la lluvia agitaban mi paraguas y mojaban sobre todo la parte baja de mi cuerpo. Algún charco hizo el resto del trabajo, y así hasta llegar a la parada del bus, el agua y humedad se convirtieron en indeseables compañeros de compra. El viaje en bus, medio vacío, tampoco fue agradable. Los compañeros de travesía eran pocas personas, muchas de ellas con pinta de jubilados y amas de casa. Aquella señora con obesidad mórbida pudo escoger otro asiento, pero para mi desgracia se coloco a mi lado, y justo delante sus compañeras de tertulia. Así, mientras el autobús circulaba lentamente en medio de un gran atasco de trafico, pude oir , dado que mas que hablar gritaba, que quería comprar una falda estampada a su Vane, y le pedía consejo a sus compañeras situadas en el asiento de delante, mientras su cadera seboso-celulítica me arrinconaba contra la ventanilla cual boxeador proyectado hacia las cuerdas. También habló de su hermana Faustina, cuyo hijo habían echado los de la “mobilaria” y estaba en paro a pesar de ser un fontanero “mu apañao”, de un cuñado que estaba en Barcelona casado con una rumana que le sacaba los cuartos y cuando comenzaba a hablar de su devoción por la Virgen del Rocío, el bus por fin aparcó y me vi liberado de esa inmensa masa de carne con tortura sonora incorporada, que me provocó un doloroso dolor en la cadera que me acompaño en todo mi paseo por la galería comercial.
Al fin, en el lugar, y sin muchas ganas de comprar pero acuciado por la necesidad, me hice con un edredón que estaba de “oferta” no sin preguntar si se podía lavar, y contando el accidente domestico con el difunto edredón de plumas, que arrancó de la joven dependienta una sonrisa y seguramente un pensamiento parecido a “menudo amo de casa”. Sin detenerme mucho, dado la lejanía del lugar, de nuevo mis pasos me llevaron al exterior, en donde la lluvia caía de forma continuada, aunque no con gran fuerza. Pude ver el autobús gratis en la parada, así que apreté el paso, pero ahora caminaba más torpemente dado que portaba un paraguas en una mano, y una bolsa enorme y voluminosa con el edredón en la otra. Hay que decir que, este autobús, al ser “gratis” circula con poca frecuencia, y al estar en un lugar muy retirado donde obligatoriamente hay que tener coche para ir, si perdía el bus habría que esperar una hora al siguiente. Cuando faltaban unos veinte metros para llegar a la parada, todos los pasajeros ya estaban subidos, por lo cual y ante la salida inminente, no tuve mas remedio que ponerme a correr si no quería perderlo.
Sucedió en una fracción de segundo. Un chasquido seco, proveniente de mi zapato izquierdo al levantarlo del suelo y a continuación, al ponerlo de nuevo en el pavimento, con la parte trasera de la suela rota, y de ahí el chasquido, dí con mis huesos sobre el gélido y húmedo pavimento, soltando el paraguas y la bolsa. A los dos segundos, tuve una fuerte sensación de frío húmedo alrededor de mis rodillas. En esa zona, un pequeño charco había acabado con mis maltrechos pantalones, llenándome de agua todo el perímetro de las rodillas, que se llevaron la peor parte del golpe. Un alma angelical, hombre con un mono de trabajo, ignorante de que soy un gafe redomado, se acercó e intento levantarme, pero con tan mala suerte que al darme la mano, al estar resbaladizo y mojado el suelo, lo arrastre en mi caída y tuvimos que intentar los dos levantarnos del suelo. Sin duda mi cenizo le jugó la mala pasada a ese hombre generoso y desinteresado que, a pesar de estar lloviendo, quiso ayudarme, y el pobre corrió igual suerte. El paraguas sufrió una lesión en una varilla que hace que una parte del mismo no permanezca abierto, la bolsa del edredón estaba empapada, aunque el mismo, dentro de la funda, permanecía seco. Posteriormente, también pude ver que los pantalones tenían un agujero a la altura de una de las rodillas. Al levantarme, una mezcla de barro, agua y un olor repugnante a suelo sucio así como un fuerte dolor en la rodilla izquierda trajo a mi memoria la fecha fatídica: era, sin duda, martes y 13.Por supuesto, el bus gratis había partido sin mi, y yo, mojado, herido, caído, con un zapato roto por la parte posterior de la suela, me vi obligado a coger un taxi hasta mi casa, algo difícil dado que llovía y pasaban muy pocos. Por fin, al cabo de veinte minutos de tensa espera, mojado, sucio y bajo la lluvia pude pillar uno. Fueron 37,45 euros el importe de una larga y eterna carrera,(llevaba incluso un recargo por cogerlo "en el aeropuerto") con numerosas paradas debidas a atascos de tráfico, y todo esto tras acomodarme herido en el asiento trasero, con una peste horrible a agua sucia. Eso sin contar con que he roto unos pantalones y el paraguas ha quedado tocado, lo que significa mas gasto. Tras hacer cuentas pude comprobar que si lo hubiera comprado en los grandes almacenes, me habría salido mas barato dado que la carrera del taxi se llevo mas de lo que había ahorrado comprándolo allí.
Ya por la tarde, en frío, la rodilla comenzó a amoratarse e hincharse mientras que uno de los muslos comenzó a dolerme por la parte interior. El edredón, que había sacado de la bolsa mojada, gracias a su embalaje estaba seco. Algo, al menos había ido bien. Decidí acostarme y reposar, tras gastar los restos de un reflex que se me agota dada la frecuencia de los golpes que recibo, por lo que el estreno del edredón no podia ser peor, debido al frío reinante no me quedaba mas remedio que usarlo. Al colocarlo sobre la cama, pude ver que se encontraba totalmente descosido por un lateral, por lo que puedo decir, sin duda, que me han dado gato por liebre.Seguramente la dependienta, me largó uno defectuoso tras darse cuenta que no entiendo de edredones.Tocaría devolverlo, pero…miedo me da regresar, y encima me pílla muy lejos.
Cae la noche del martes 13, mi cuerpo reposa dolorido y comienzo a moquear. Creo que me he resfriado……
Cuando escribo esto lo hago desde la cama. La rodilla, amoratada se me ha inflamado y me cuesta andar, el muslo me duele bastante y creo , por el malestar de este mediodía y la falta de apetito que tengo la gripe. Y hoy , menos mal, es 14, así que he de alegrarme que no sea martes y 13...

miércoles, 7 de enero de 2009

Casi me matan al empezar el año


Para alguien como yo, con tanta mala suerte en la vida es dificil, por no decir imposible, que tras un año de desgracias continuadas venga un año mejor.
Y asi, mi comienzo de año, por llamarlo de alguna forma, no ha podido ser peor.
Hace mucho que no celebro nada sencillamente porque no tengo nada que celebrar,y por eso lo que hago siempre es meterme en la cama una hora, o una hora y media antes de esa estupida tradicion de celebrar las campanadas de medianoche y las uvas.Me acompaña mi dosis de lexatin y noctamid, que para ocasiones especiales como esta se ven "reforzadas" por consejo médico.Para los profanos, decir que el lexatin te relaja y el noctamid, te permite dormir.La tradicional cena familiar, como estoy solo y muy decaido, lo cambio por una cápsula de deprelio, un medicamento que me deja casi paralizado y sin ganas de levantarme, que por llamarlo de alguna forma es un medicamento para "ocasiones especiales" como esa fecha.
Y así, poco a poco tras tomar como cena un bocata de pan bimbo con mortadela barata,para olvidarme del triste año que termina y no pensar en lo que me pasará en el venidero, me puse a escuchar un podcast de un programa de misterio sobre la vida despues de la muerte, con el cual poco a poco, morfeo vino por fin a hacerme el favor de olvidarme de la fecha y la ocasión, pero escuchando, qué remedio, petardos de fondo de gente que celebraba la llegada de un año, que para muchos de ellos, curiosamente no será muy bueno con la crisis que tenemos.
A pesar de la medicación, quizas por los malos recuerdos, no conseguía dormir cuando empece a escuchar los primeros cohetes y petardos que, sin duda señalaban que el año nuevo o las campanadas habian llegado.Poco a poco, con los ojos cerrados y escuchando de fondo las experiencias de gente que ha estado a punto de palmarla y casi han visto a Dios, el sueño comenzaba, por fin a llegar.Fué cuando, una tremenda, fortísima y brutal explosión, o mejor dicho, varias explosiones seguidas proveniente del balcón de mi habitación,y muy cercano a mi cama, por lo cual la camatembló, lo que hizo que me espabilara,y a a vez noté un ruido de cristales rotos seguido de voces de gente gritando, riendo y corriendo por la calle.
Con mucho esfuerzo, conseguí levantarme y pude ver, medio dormido y justo cuando los medicamentos comenzaban a afectarme, restos de cristales de la ventana del balcón, que afortunadamente tenía los pestillos cerrados, lo cual evitó que lo que tiraron se colara dentro y me hiciera daño.Debido a mi estado, totalmente dopado,alcancé la cama aunque bastante sobresaltado e inquieto, pero por culpa del deprelio mover un dedo me requería gran esfuerzo, tardando un rato en poder conciliar el sueño a pesar del tratamiento médico.
Al día siguiente, cuando la medicación dejó de hacer sus efectos pude contemplar lo que me habían hecho.Restos de una traca y de varios petardos se concentraban en suelo de mi balcón,la traca la habían tirado de tal forma que la lanzaron hacia las puertas y con la explosión, rompieron el cristal.Por la parte de abajo en el suelo se ven restos de pólvora negra, y casquillos de cartón grandes, no eran petarditos que digamos, por lo que deduje que, no contentos con la traca, se dedicaron a lanzar petardos grandes contra mi balcon.
No se quienes han sido, pero curiosamente han acertado de pleno.No lo han tirado a ningun otro balcon, o ventana ni mío ni de los vecinos, es como si hubieran ido por mi, gafe al que siempre le toca algo malo, pero nunca nada bueno.
En fin, espero que mi gafe y mi mala suerte les persiga este año, y que se hayan atragantao con la haba del roscón de reyes.
Y para mas inri, el cristalero encima me ha sangrado por ponerme el cristalito, y cinicamente me dice que al "empezar el año los precios han subido,una pena, hace una semana me cobraba menos".
Que mal rayo les parta.Me encantaria cogerlos y hacerles lo que al tio este:

Si esta es al comienzo del año, miedo me da pensar las cosas que me van a ocurrir a lo largo del mismo.Menudo cenizo tengo encima....