viernes, 4 de junio de 2010

La crisis económica de un gafe.Medidas anticrisis a adoptar



Sucedió hace ya unos cuantos años por estas tristes fechas. Aquel examen de dibujo era importante para mi, pero bastante difícil. Comenzaba a las 8 donde había que hacer un croquis de una pieza que colocaban en un pedestal en el aula a mano alzada. Posteriormente, dibujar sus tres vistas y por último una representación en isométrico de la misma (evidentemente a nadie le daba tiempo) .Tras una pausa, venían las “normas”,en dos horas había que responder a numerosas preguntas sobre normas de dibujo (tamaño y dimensiones de cajetines, planos, plegado de los mismos y acotaciones a la que sumaba algún pequeño problema de calculo de distancias entre puntos, rectas y planos) Ambas partes del examen eran selectivas. Si no aprobabas no seguían viendo el resto del examen.















Por último, en la tarde te daban 4 horas para hacer “la lámina”,donde tenías esta vez que dibujar la dichosa pieza de la mañana, pero no como era realmente, sino como sería al pegarle un corte imaginario con un plano determinado y hacer la acotación, con las medidas que te daban.
Tras apenas dormir, salí corriendo aquella mañana para coger el autobús y llegar a la escuela con puntualidad. Iba cargado con numerosos aperos de dibujo, un tablón, con un páralex, lápices de diversos grosores, escuadra, cartabón….y al coger el autobús y subirme pude comprobar con horror que me había dejado el dinero y el bonobus en casa. Volver era imposible. El conductor, me invitó a abandonar el bus y las dos personas que se subieron detrás de mi no tuvieron piedad. Me ví obligado a esperar el siguiente y mientras, en el cuarto de hora que tardó en llegar conseguí darle a algunos pobres viandantes un pequeño sablazo que me permitió cogerlo. El daño, sin embargo estaba hecho. Además del retraso, un inoportuno atasco provocado por una señora que era incapaz de aparcar, mas el paso de tortuga del autobús hicieron que llegara con 35 minutos de retraso. Conseguí entrar al examen, recibiéndome el profesor con una maliciosa sonrisa como diciendo “hueles a suspenso”.Me sentó en la ultima fila, desde donde, allá en la lejanía, una extraña pieza parecida a un ovni haría las delicias del mejor de los ufólogos. Redondeada por un lado, con una cremallera por otra, con un tornillo cuadrado atravesado y varias muescas por arriba mostraban lo imposible de la misión.Ni que decir tiene que suspendí el examen, y era una de las asignaturas que escogí sacrificando otras con el poco dinero que gane como comercial (véase el desempleo y las lentejas con chorizo)
Esa ha sido la única vez que he tenido que pedir dinero en mi vida, para el autobús que me llevaba camino del suspenso.
Ahora, de nuevo con mi mala suerte pesa sobre mi la sombra de la indigencia. Como todo hijo de vecino, pago una hipoteca que araña salvajemente mi capacidad económica. Los días 5 de cada mes, el cargo es pasado puntualmente por el banco, y ojo con retrasarse en el pago que entonces te meten recargo primero y si en un tiempo prudencial sigues sin pagar, te llevan al juzgado donde, si no pagas te embargan. Mi salario, el de un pobre fracasado, no da para mucho, pero sin grandes lujos y ostentaciones podía tirar para adelante, sobre todo gracias a las pagas extras. Ahora, con horror he podido ver por unas tablas que nos han pasado que la reducción del salario que tienen prevista esta gentuza es bastante mayor de lo que indican. La paga extra de Diciembre sufre una merma considerable, más de un 30% de lo que cobraba, y encima el mes de Octubre revisan la hipoteca. Si la cuantía de la dichosa hipoteca me sube mucho, y encima hay que añadir la subida inminente del Iva, la cosa se me presenta muy mal. Este panorama puede llevar a que mi economía se declare en suspensión de pagos en aproximadamente año y medio a mas tardar.














He pensado, de momento, buscar algún trabajo adicional que me permita subsistir, pero la verdad como están las cosas lo veo algo difícil. Además de la trágica experiencia como comercial, recuerdo cuando me estafaron repartiendo publicidad, Un amigo y yo estuvimos dos semanas buzoneando mañana y tarde, y el tipejo que nos tenia que pagar, tuvo la cara dura de decir que “habíamos tirado los folletos a las papeleras”, no nos dio ni las gracias, y como no había contrato de por medio, no pudimos ni denunciarlo. Mi intento de dar clases particulares, con mi suerte hizo que me tocaran los peores alumnos. Solo tuve tres, uno que se pasaba la clase diciendo, a sus quince años que se iba a “echar un cigarrito” y así se llevaba toda la clase, fumando en la terraza a escondidas de sus adinerados progenitores, otro muy rebelde que me pego una patada en la espinilla cuando quise explicarle los números complejos, lo que hizo que me negara a seguir dandole clases y una adolescente que me descubrió que la regla en las mujeres duraba un mes entero, pues no podía estudiar nunca porque “tenia la regla”.
Por eso, aunque intente ganarme la vida como pueda buscando algun trabajo suplementario, me veo obligado a adoptar las siguientes medidas anticrisis de inmediato:
-Uso intensivo de los servicios higiénicos de la dependencia donde trabajo. Efectuar en la misma la deposición diaria a fin de ahorrar papel higiénico y agua de la cisterna. Además todos los días les dejo la mierda, nunca mejor dicho, a ellos,
-No renovación de vestuario ni calzado. Aunque sea ir pasado de moda, o vestido con ropa descolorida por el paso del tiempo, no se puede gastar dinero en ropa. En caso de urgencia, como una rotura del calzado, comprar zapatos de piel de lombriz en las tiendas de chinos o algún mercadillo. No tener vergüenza de vestir con alguna camisa o pantalón rasgado o remendado, si el sueldo no da para mas pues no da para mas.
-Ahorro de agua. El dichoso recibo de agua, con la excusa de cobrar por habitantes en vez de por abonado, ha sufrido una fuerte subida este año, en torno al 20%, a lo que hay que añadir la subida del iva. Al uso intensivo de los servicios de mi dependencia, se añade orinar a la entrada y salida, lavarse por las mañanas en esos servicios, utilizando, de paso, el jabon de la dependencia.
También, limitar el paso de la fregona y la limpieza en mi casa,espaciándola mas en el tiempo. Como mucho, barrer para quitar el polvo y cuando no quede mas remedio, pasar la fregona. Con el lavado, hacer lo mismo. Cargar a tope la lavadora, o lavar a mano en un cacharro para ahorrar agua.En verano, para evitar sudar mucho la ropa, practicar nudismo domestico y no cambiarse hasta que la ropa comience a dar el cante.
-Ahorro de electricidad. Al igual que el agua, las subidas salvajes que padezco en el recibo me llevan en invierno a no usar calentador eléctrico. Una manta para no pasar frio y abrigarse, y usar el frio de la calle como frigorífico natural, desconectando el frigorífico eléctrico y dejando las cosas en el balcón.
-Ahorro de teléfono. Medida ya adoptada, cambio de compañía y el adsl de menor velocidad y mas barato, aunque vaya mal no queda mas remedio. El móvil por supuesto de prepago, solo para que me llamen. Usar asimismo el telefono de la dependencia si hay que hacer alguna llamada.
-Ahorro de bus urbano. La empresa de transportes urbanos se encuentra en quiebra pero donde los altos cargos ganan muchísimo dinero hace que no se pueda coger el bus.Ir a pie a todos los sitios, se hace ejercicio y no se les da dinero a estos sinvergüenzas.
-Ahorro de alimentos. Solo marcas blancas, productos de oferta y nada de lujos. El supermercado, el mas barato de todos los del barrio. Junto a ello, reducir la cantidad de alimentos, el desayuno en una facultad universitaria cercana con precios baratos, y solo media tostada con aceite.
-Vida de monje contemplativo. Prohibido gastar en cines, teatros, tomar una tapa o un café. De la oficina a casa y de casa a la oficina. Para no gastar zapatos, tampoco dar paseos por gusto que la suela se desgasta.
-Navidad sin navidad. El poco dinero que va a quedar en esa fecha, es una reserva de urgencia para la hipoteca. No hay mantecados, ni turrón ni pollo ni pavo.
Si a pesar de todas estas medidas la cosa se pone fea, no me quedara mas remedio como medida extrema, a la vez que busco trabajo por las tardes que acudir a un convento cercano con la nomina, los extractos del banco, y con esos números en la mano pedir acceso al comedor social, así al menos los alimentos no me costaran dinero. Si la cosa empeora, dedicarme, como en aquel aciago día del examen, a mendigar.
Así es la vida, tanto esfuerzo para vivir de esta manera. Maldita sea mi mala suerte

3 comentarios:

Fiebre dijo...

Es la primera vez que no te leo como una ´curiosidad´, un ´ejercicio literario´o un ´humorista escacharrante´...

Acabas de contar mi vida.
(Qué previsibles somos los funcionarios, los que sustentamos la base y no tenemos prebendas, los grandes desconocidos...)

Tantos que somos...y no nos va a servir de nada, porque salvo los de Juzgados y Hacienda no hacemos daño. ¿Y quién se puede permitir una huelga con ese descuento nominal brutal cuando hay un techo que pagar?
Un beso.

Euximena dijo...

Lo que me he llegado a reír con tu accidentado viaje camino de ese examen... Y con tus desventuras como comercial a través del enlace al artículo de la reunión y las lentejas... ¡Madre mía! Lo narras en un tono tan hilarante y trágico a la vez, tan vívido y tan cínico, que me ha encantado.

Debo estirarte sin embargo las orejas, aunque sea ésta la primera vez que te leo y te comento. Porque aparte una evidente dosis de mala suerte, en las desventuras que narras hay mucha imprevisión por tu parte. Antes de salir para un examen importante, digamos que deberías asegurarte que lo llevas todo encima, precisamente para evitar lo que te pasó. Y ya lo de comer lentejas con chorizo antes de una reunión ¡¡hombre por Dios!! Ligerito, mi niño, has de comer ligerito antes de las reuniones, para que la digestión no se te haga pesada, que si no, aunque no acabes atufando al personal, lo mismo lo vas a pasar tú fatal.

En todo caso, me encanta cómo escribes, te enlazo, y te seguiré leyendo. Estoy ansiosa de ver qué agradables sorpresas me esperan en siguientes artículos.

Alejandro Pérez Ordóñez dijo...

Tu anécdota de aquel desafortunado examen viene muy a propósito para estas fechas de pruebas de oposiciones, en las que hay tantos que se juegan su futuro después de mucho esfuerzo. Espero que no te vuelvan a pasar este tipo de desventuras y consigas evitarlas. Respecto a tu propuesta de medidas anticrisis, pues hombre, lo de usar los medios del trabajo en cuanto a aseo y comunicaciones telefónicas, pues no está nada mal, seguro que algo se ahorra, jeje.
Un abrazo (que eso es gratis) ;-)